Comprar pescado con responsabilidad
El fraude de los productos pesqueros y su impacto ambiental puede evitarse con varios consejos como leer el etiquetado y escoger productos sostenibles.
El consumidor se enfrenta a una gran variedad de fraudes cada vez que compra un producto pesquero, como cuando indica que es “bacalao del Cantábrico” pero no es bacalao ni tampoco del Cantábrico o se adquiere merluza que es en realidad panga. Este tipo de engaños, además de afectar al bolsillo, ponen en riesgo la salud del consumidor y también la del medio ambiente marino. Por ese motivo, es fundamental tener en cuenta una serie de claves a la hora de adquirir productos pesqueros: desde aprender a leer el etiquetado y evitar gangas sospechosas hasta elegir pescado con certificado sostenible.
1. Leer bien el etiquetado.
El etiquetado del pescado debe ser accesible para el consumidor y la información debe estar en un lugar destacado, de manera que sea fácilmente visible, legible e indeleble. “De nada sirve que esté, pero que lo que ponga sea imposible de leer o esté fuera del alcance de la visión del consumidor, como podemos comprobar en algunos puntos de venta”, aseguran desde WWF España. María José Cornax, directora de pesca de Oceana en Europa, añade que, además de esta falta de visibilidad, también se encuentran casos de lugares donde simplemente no lo ponen e incluso mienten de forma deliberada. “Hace poco vi en una pescadería etiquetados como “Bacalao del Cantábrico”, pero ni era bacalao, ni del Cantábrico, puesto que esta especie no se encuentra en este mar”, explica.
2. Fijarse en la trazabilidad.
La trazabilidad, en el caso de los productos pesqueros y de cultivo (acuicultura), es la posibilidad de rastrearlos en todas las fases de la cadena comercial, desde el buque o la piscifactoría a la mesa. Al igual que el etiquetado, es una información que debe estar disponible de forma obligatoria. En el caso de tener alguna duda, se le debe pedir al punto de venta que muestre la nota de primera venta o el documento de trazabilidad, donde aparecerá toda la información sobre el producto.
3. Saber que no hay gangas.
El pescado tiene un valor económico y ambiental y, por tanto, no existen las gangas. Como subraya Cornax, valorar nuestros productos pesqueros, conocerlos, pedir el etiquetado y pagar el justo precio por ellos es la mejor forma de que no nos engañen y de contribuir a la conservación de nuestros mares.
4. Comprar en lugares autorizados y de forma inteligente.
Celia Álvarez, del Programa Marino de WWF España, ofrece también otra serie de consejos básicos:
-Comprar solo en lugares autorizados para evitar poner en riesgo la salud.
-No comer pescado o marisco de procedencia desconocida.
-Diversificar el consumo de pescados y mariscos, ya que en cada estación del año cambia lo que el mar ofrece.
-Adquirir productos que cumplan las tallas mínimas y vedas, puesto que podemos poner en peligro su futuro.
5. Buscar los productos con certificado sostenible.
“El fraude a los consumidores y la sobreexplotación de los mares acabaría si apoyáramos la pesca sostenible”, recalca Laura Rodríguez, responsable para España y Portugal de MSC, el certificado del pescado sostenible. Gracias a esta certificación internacional, los ciudadanos pueden reconocer y adquirir los peces y mariscos capturados de forma respetuosa con el medio ambiente.
6. Conocer los derechos de los consumidores y hacer que se cumplan.
El consumidor tiene el derecho de exigir el correcto etiquetado de pescados y mariscos, al igual que sobre otros productos. No etiquetar de forma adecuada un producto es ilegal y conlleva una sanción administrativa. Si, además, nos intentan engañar, puede tener un riesgo sanitario para el consumidor. “Es muy importante exigirlo, no solo porque la ausencia de información repercute en nuestros bolsillos cuando nos venden, por ejemplo, una merluza de Namibia como una merluza de pincho nacional (más cara), sino porque sin conocimiento los españoles seguiremos ignorando el deterioro de nuestras pesquerías y el medio ambiente marino”, sostiene la experta de Oceana. Por su parte, Álvarez añade que un pescado etiquetado del modo correcto no solo permite a los consumidores informarse de las opciones de los productos, sino también evita un posible fraude, el cual dificulta también hacer una compra responsable con el medio ambiente.
7. Reclamar a las administraciones.
El ciudadano puede reclamar ante el proveedor (pescadero, tienda, etc.) si cree que se están vulnerando sus derechos y cumplimentar, si es necesario, la hoja de reclamaciones que debe tener a disposición del cliente. Si no es atendido, el consumidor puede interponer una reclamación en alguna de las siguientes instancias:
-Oficinas municipales de información al consumidor presentes en numerosos ayuntamientos.
-Direcciones generales de consumo de las comunidades autónomas.
-Asociaciones de consumidores y usuarios.
-Juntas arbitrales de consumo.
-Adherirse al Sistema Arbitral de Consumo.
Es importante que la normativa se aplique y que la Administración pública se comprometa en asegurar su aplicación.
Fuente: Revista Consumer / junio 2017