NO DEJES QUE EL SOL HAGA MELLA EN TU PIEL

Se acerca el verano, aumentan las temperaturas y entretanto, observamos cómo el sol luce su energía máxima. Proteger la piel de los rayos solares es vital para evitar reacciones adversas tales como  el envejecimiento prematuro, eritemas, manchas, o los tumores más frecuentes. La estadística nos muestra que uno de cada tres casos son de este tipo.

Si bien el tipo de piel y la genética pueden influir en el desarrollo de esta enfermedad, el principal factor de riesgo es la exposición a los rayos ultravioleta. Los dermatólogos recomiendan usar fotoprotectores los 365 días del año, pero muy especialmente durante la temporada estival, cuando el sol irradia con más fuerza.

Protector solar

El factor de protección solar (SPF, por sus siglas en inglés) indica el número de veces por el que se multiplica el tiempo que se puede permanecer al sol sin quemarse (su valor es x10 y se contabiliza en minutos). Es decir, si tomamos como referencia un protector solar de 30, significa que estaremos protegidos 300 minutos (5 horas).

El personal especializado recomienda un protector solar con un índice de protección mínimo de 30, correspondiente a un nivel medio, e ir incrementando en función de nuestro tipo de piel. Así, se aconseja el uso de protección 50+ para pieles muy claras y de niños/as.

UVA y UVB

Es importante elegir una crema solar que proteja tanto de los rayos UVA (responsables del envejecimiento de la piel) como de los UVB (causantes de las quemaduras). Ambas radiaciones pueden causar cáncer. El SPF mencionado hace referencia a los rayos UVB.

El nivel de protección de los UVA, debe ser como mínimo un tercio. Así, una crema con factor 30 de UVB tendrá un factor de protección frente a UVA de 10. No obstante, la exposición al sol durante los primeros 20 minutos sin crema es beneficioso para los huesos y favorece una mejor absorción de la vitamina D.

Si pasadas dos horas notamos la piel rojiza, deberemos aplicarnos nuevamente el protector, y siempre tras el baño, puesto que el agua, la arena y la toalla disminuyen su efecto.

Adquiérelas libres de conservantes como determinados parabenos (propilparaben y butilparaben). Los supermercados son una opción más económica que las farmacias y parafarmacias.

La piel de los niños/as es más sensible a los rayos ultravioleta que la de las personas adultas. Es más, se piensa que bastantes tumores de piel tienen su origen en fuertes quemaduras solares sufridas durante la infancia. De ahí la importancia de usar una crema solar con elevado índice de protección.

Sin embargo, en los menores de cinco meses no se puede utilizar ningún tipo de crema solar. En estos casos, para minimizar el efecto del sol resultan imprescindibles los protectores físicos como la ropa, los gorros y las sombrillas.

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