9 claves para una cesta de la compra rentable
Con el precio de los alimentos que no parece que vayan a normalizarse a corto plazo, tener las cuentas bien organizadas y saneadas es imprescindible para hacer frente al presupuesto principal de las familias todos los meses: la partida destinada a la cesta de la compra.
Promedio de gasto en Euskadi
Según los datos obtenidos en el último Informe sobre Consumo Alimentario en España, que data de 2021, la ciudadanía vasca destinó casi 2.000 euros de media por persona a lo largo de ese año, entorno a 8.000 euros en una familia de cuatro personas. Acotado a un balance mensual, significa que la unidad familiar invertiría alrededor de 660 euros. Algo más de un cuarto de los ingresos de dos personas, si ponemos que perciben 1.500 euros netos de salario.
El documento, donde se desglosan cuántos alimentos y bebidas consumieron los hogares dividiendo los resultados por productos, comunidades autónomas, meses, tipos de familia y canales de venta, concluye que Euskadi es la comunidad más costosa a la hora de llenar la cesta. Sin embargo, constata que este exceso no se debe a que compremos mayores cantidades, sino la disparidad de precios entre distintas zonas. Es sabido, por ejemplo, que las cerezas no cuestan lo mismo en Donosti que en el Valle del Jerte, o el pescado en Hondarribia que en Conil de la Frontera.
Recopilación de ideas para una inversión eficiente
La planificación del presupuesto doméstico resulta clave llegado el momento de tener que acudir al súper, más ante un gasto inevitable cuando hablamos de cubrir necesidades básicas. Estamos seguros de que tendrás en mente los clásicos consejos como el de hacer una lista o comparar entre marcas; desde luego, llevados a la práctica el ahorro a final de mes puede ser significativo. No obstante, os dejamos varias recomendaciones que te ayudarán a mejorar todavía más ese margen sin tener abstenerse de una alimentación rica y variada.
-Planifica los menús de la semana:
Esto te permite adquirir solo lo que necesitas para cocinar. Además, si vas a la tienda con suficiente antelación, existe la posibilidad de que encuentres ofertas del tipo 3×2 que sean de tu interés. Haz una lista de todo los productos para cada comida y tenla a mano, ya que puede servirte de referencia para repetirla otras semanas el resto del año.
-Inspecciona en la red:
Antes de salir, consulta online los supermercados ubicados más cerca de tu domicilio. Esto te ayudará a localizar espacios rentables y precios adaptados a tu bolsillo.
-No te obsesiones con una sola marca:
Aunque lleve algo más de tiempo por las colas, las líneas de frutería, charcutería y carnicería y pescados suelen presentar precios más económicos en sus tiendas especializadas. Por eso, es conveniente fijarse en diferentes locales y analizar en qué precios u ofertas destacan.
-Descuentos para personas pertenecientes a colectivos específicos:
Algunos supermercados colaboran desde hace varios años con la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN) ofreciendo distintas promociones mes a mes. Si eres miembro de una de estas asociaciones adherida a la Federación, has de saber que tienes acceso a un cupón mensual de 10 euros de descuento directo para compras superiores a 60 € en alimentación, limpieza y perfumería, que podrás usar en sus centros físicos y online.
-Apuesta por las marcas blancas:
Identifica qué productos son los que te importan y en los que la marca es un factor realmente diferenciador. Se calcula que una familia de 4 personas puede llegar a generar un ahorro de 2.500 euros al año.
-Fecha de caducidad cercana:
Algunos establecimientos abaratan el precio de productos cuya fecha de caducidad está próxima. Si sabes perfectamente que los vas a consumir pronto, es una buena estrategia para economizar. Es habitual que algunos locales reduzcan el precio de sus productos frescos a última hora de la tarde. Descubre cuáles son y visítalos con frecuencia.
-Gana en frescura; en la medida de lo posible, a granel y de temporada:
La compra al peso es más sostenible y se obtiene mayor relación calidad-precio. Posibilita una compra más pausada, sopesando las cantidades adecuadas y supone huir del exceso de envases. Nos permite visualizar el producto tal y como lo vamos a consumir, su aroma, textura, color, etc, e incluso nos da la oportunidad de conocer su procedencia y recibir una atención personalizada (propiedades nutricionales y cómo cocinarlos). Todo ventajas para nuestra salud y medio ambiente.
-Haz la compra… saciado:
Aunque parezca una obviedad, ir al supermercado sin hambre contribuye decisivamente a no adquirir ‘tentaciones’ que no necesitamos, como dulces, frutos secos o bollos. En vez de eso, los podemos sustituir por fruta o yogures, normalmente más baratos y más sanos.
-Cuidado con los extras que engordan la cuenta:
Por último, recuerda evitar gastos que, aún siendo insignificantes de manera puntual (snacks, chicles, caramelos…) sumados suponen más de lo que imaginamos a final de mes. Son los denominados “gastos hormiga”. Controlar los impulsos disminuye los caprichos.