JÓVENES, FUTURO DE LA AGRICULTURA FAMILIAR

Un año más, el CRAF (Comité Regional de Agricultura Familiar) y el FRM (Foro Rural Mundial) organizaron conjuntamente la jornada ‘Jóvenes, futuro de la agricultura familiar’, que tuvo lugar el pasado jueves, 1 de diciembre, en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

¿Qué es el FRM?

Es una red mundial que promueve la agricultura familiar y el desarrollo rural sostenible, compuesta por diversas organizaciones y centros de investigación.

Agrupa a entidades que representan a más de 35 millones de agricultores y agricultoras familiares en los cinco continentes, y mantiene relaciones de colaboración con cientos de entidades externas.

¿Cuándo se constituye?

Nació a raíz de la celebración del Congreso Internacional sobre Comercio y Desarrollo Rural que tuvo lugar en Vitoria-Gasteiz a finales de noviembre de 1998. Surgió con la finalidad de dar continuidad con el tiempo y llevar a la práctica las actuaciones propuestas.

¿Y cuáles son sus metas?

Su máxima es la promoción de la agricultura familiar y el desarrollo rural sostenible en todo el planeta. Además, trabaja por fomentar mejores políticas públicas para su implementación efectiva en el primer sector, garantizar la equidad de género en las labores variadas, promover la integración, incorporación e igualdad de la participación de las personas jóvenes en la agricultura y en los procesos de desarrollo rural, y el apoyo al fortalecimiento y empoderamiento de las organizaciones que trabajan en el ámbito.

El Frm lideró la campaña por la declaración del Año Internacional de la Agricultura Familiar por las Naciones Unidas (AIAF) en 2014. Un proceso que en la actualidad sigue vigente a través del decenio 2019-2028, que busca mejorar la situación y condiciones del colectivo dedicado a la actividad agraria.

Reconocimientos a la trayectoria

Durante sus más de 20 años de existencia, el FRM ha obtenido distintos reconocimientos y ha logrado ganarse un espacio importante para desarrollar su trabajo ante los organismos internacionales.

Así, en 2015 recibió el premio Jacques Diouf, que entrega la FAO (agencia de la ONU que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre) cada dos años a las entidades que realizan una contribución significativa a la lucha contra la inseguridad alimentaria. Esta le otorgó el permiso para participar en sus conferencias y en el Comité de Seguridad Alimentaria. Además, goza de estatus consultivo especial ante el Consejo Económico y Social de la ONU, lo que le permite enviar las propuestas definidas.

Valoraciones del evento

Se discutieron las medidas, programas y estrategias para el desarrollo de la actividad agraria entre los jóvenes, en conexión con los últimos retos y desafíos que afronta el sector agrario.

El evento contó con la presencia de representantes de agentes del sector en Euskadi, junto con representantes de las instituciones de la CAV y de Europa. También participaron presencialmente coordinadoras de programas de juventud de Canadá y Uruguay, con el objeto de recoger otras propuestas para fortalecer la participación de la juventud.

Un encuentro de reflexión dirigido a agentes del sector agroalimentario, personas técnicas de los centros de gestión, asociaciones, cooperativas, administraciones públicas, jóvenes y personas consumidoras en general.

En los coloquios inaugurales, el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz, destacaba la importancia de la juventud como relevo generacional para garantizar un sector primario y rural vivo y un modelo de agricultura familiar competitivo. En Euskadi, la agricultura familiar es un sector estratégico, con enormes desafíos, pero a la vez grandes oportunidades. “Estamos ante un momento clave, ya que la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de contar con sistemas alimentarios locales y ello solo puede ser posible a través de una agricultura familiar competitiva y sostenible”, recalcaba.

En ese sentido, incidió en que los y las jóvenes son quienes deben protagonizar el cambio necesario para dar respuesta a los retos a los que se enfrenta el sector. A través de su sensibilidad y conocimiento preciso, deberán hacer frente a temas como el cambio climático, el desperdicio alimentario, la dependencia de las materias primas o la sobrepoblación.

Por su parte, Martin Uriarte, Presidente del WRF, decía estar convencido de que cuando “los jóvenes se incorporan al sector, aportan una serie de recursos, competencias, redes, capital, tecnologías, prácticas de comercialización y gestión que derivan en una gran innovación”.

En desarrollo

Laura Lorenzo, directora del WRF, nos presentaba los resultados del estudio Políticas Públicas dedicadas a la Juventud Rural, en el que se abordan algunos de los retos a los que se enfrentan los jóvenes agricultores, principalmente relacionados con el aseguramiento de la rentabilidad, el acceso a los medios de producción o formación continua y de calidad. El relevo generacional, con las cuestiones del envejecimiento acelerado del sector y del despoblamiento y abandono de las zonas rurales, también resultan ser retos comunes y cruciales para el sector agrícola.

Entre las diversas recomendaciones para las políticas públicas centradas en la juventud rural, se destaca la necesidad de un enfoque intersectorial e interinstitucional, el acompañamiento continuo al emprendimiento y la promoción de la participación activa de los jóvenes en los procesos y en las organizaciones. En todos los lugares analizados (Chile, Australia, Canadá, Uruguay y la UE, con la atención especial puesta en Euskadi), el acceso a financiación adecuada, la formación constante, la continuidad de las políticas, el apoyo al relevo generacional y el impulso del intercambio con otros agricultores y agricultoras se consideran las bases de la acción en favor de la juventud rural y del impulso del rejuvenecimiento de la actividad agraria.

Política Agraria Común (PAC)

La PAC representa una asociación entre la agricultura y la sociedad, entre Europa y sus agricultores. Una iniciativa vigente desde hace 60 años en la que están incluidos todos los países de la UE, y se gestiona y financia mediante los recursos contemplados en su presupuesto.

Sus objetivos son los siguientes:

-Apoyar a los agricultores y mejorar la productividad agrícola, asegurando un suministro estable de alimentos asequibles.

-Garantizar a los agricultores de la Unión Europea un nivel de vida razonable.

-Contribuir a la lucha contra el cambio climático y la gestión sostenible de los recursos naturales.

-Conservar los paisajes y zonas rurales de toda la UE.

-Mantener viva la economía rural, impulsando el empleo en la agricultura, las industrias agroalimentarias y los sectores asociados.

Desde Biolur, asociación gipuzkoana para el fomento de la agricultura y ganadería ecológica, arrojan el dato de que solo 6.000 baserris de los 15.500 existentes en Euskadi cobran las ayudas de la PAC. También subrayaron la estadística de que únicamente el 0,18% de las personas dedicadas al sector son jóvenes por debajo de los 25 años, lo cuál agudiza más la necesidad de potenciar y animar a las futuras generaciones para el desempeño de estas tareas.

GazteNet, por su parte, establece unas ayudas para jóvenes hasta los 40 años. Están basadas en un Proceso de asesoramiento desde el inicio hasta el cese de la actividad. Como requisito previo a la solicitud, se establecen unas horas mínimas de formación (100), de un total de 200 en su conjunto.

Es un curso transversal para emprender en el sector agrario que consta, entre otros, de la gestión económico-financiera, marketing y comercialización, conocimiento de todos los agentes con los que se va a trabajar, planes de ayuda, además de conocer referentes y casos prácticos.

Cambio climático y pérdida de la biodiversidad, peligros inminentes

Desde el Consejo de la Juventud de Euskadi, nos hicieron llegar una encuesta dirigida a personas entre 16 y 30 años, realizada en colaboración con el CRAF, sobre alimentación saludable y medio ambiente.

Se concluye que la mayoría prefieren vivir en zona rural por la tranquilidad que supone; el rango que no elegía esta opción lo hacía principalmente por el destino de su trabajo y la comunicación con el transporte.

En el caso de las personas residentes en ciudad, sus preocupaciones de cara a un desarrollo sostenible son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y para las que habitan en áreas rurales, el acceso a alimentación saludable.

De los resultados extraídos, se valora positivamente el hecho de dar cada vez más importancia a consumir productos locales, y se exige mayor interconexión entre los tramos rurales y urbanos. También cabe resaltar que en algunas respuestas no se descarta que puedan desarrollar estas tareas si algún día viven en el campo. En este sentido, ven como ventajas el vínculo con la tierra y los animales, la libertad y convivencia con la naturaleza, o trabajar para uno mismo. Como dificultades, sin embargo, las inversiones económicas en contraste con la baja rentabilidad, la falta de conocimiento, tiempo libre y la burocracia.

Mayor compatibilidad y fomento de los recursos

Desde la parte sindical, reclaman más compatibilidad con la vida familiar, así como disponer de más horas para salir del campo y socializar. Además, proponen herramientas como las redes para difundir la actividad de los caseríos. Sabemos producir, no así vender nuestros productos en el mercado. Se debe formar al personal en métodos innovadores como la agricultura de precisión, localizando con GPS y drones la zona exacta para volcar la semilla.

Más de 100 mujeres identifican necesidades de formación para reforzar su liderazgo

El Foro Rural Mundial ha llevado a cabo un proceso participativo con más de 100 mujeres representantes de organizaciones de la agricultura familiar, organizaciones de mujeres y Comités Nacionales de Agricultura Familiar (CNAF) de los cinco continentes para identificar sus necesidades y prioridades para el desarrollo de programas de empoderamiento y fortalecimiento de capacidades de las mujeres agricultoras familiares. Este proceso se enmarca en el Decenio de las Naciones Unidas para la Agricultura Familiar (DNUAF) 2019-2028.

Las actividades más destacables en estos últimos años han sido, la construcción participativa de una hoja de ruta con propuestas de políticas para las mujeres en el marco del DNUAF (2020), y el intercambio de experiencias exitosas de políticas públicas y liderazgo de las mujeres rurales (2021).

El proceso participativo llevado a cabo en este año 2022 ha evidenciado el enorme interés que tienen las mujeres lideresas de las organizaciones de la agricultura familiar en continuar fortaleciendo sus capacidades a través de programas de capacitación que promuevan el liderazgo y el empoderamiento de las mujeres. Los temas prioritarios identificados por las mujeres para continuar desarrollando y fortaleciendo sus habilidades están relacionados principalmente con políticas públicas para la agricultura familiar, incidencia y liderazgo.

Las experiencias de formación desarrolladas por las organizaciones de la agricultura familiar demuestran que el fortalecimiento de las capacidades y el rol de liderazgo de las mujeres rurales tiene un impacto directo en las organizaciones y en su posibilidad de abogar por un cambio en todo el ciclo de las políticas públicas nacionales hacia la equidad de género.

En este sentido, se concluyó que los programas de empoderamiento y capacitación de las mujeres agricultoras familiares son una estrategia prioritaria y deberían considerar:

-La enorme contribución y el rol que ejercen las mujeres como agentes de cambio;

-Comprender las necesidades específicas en función de sus contextos, teniendo en cuenta las barreras y desafíos que enfrentan;

-Reconocer el enorme impacto que genera el desarrollo y fortalecimiento de capacidades en las mujeres para el cambio de políticas públicas a favor de las mujeres rurales;

-Reconocer la enorme experiencia acumulada por las organizaciones de mujeres y de agricultura familiar, valorizar y fortalecer estas capacidades;

-Revisar y analizar los programas de capacitación existentes para hacer una adaptación de acuerdo a las necesidades y prioridades identificadas por las mujeres y así responder a sus demandas;

-Convertir a las mujeres en protagonistas de sus propios procesos de desarrollo y trabajar en colaboración con ellas en el diseño de programas de capacitación;

-Promover espacios de diálogo y reflexión que involucren a mujeres de diferentes regiones, países y organizaciones que les permitan compartir sus experiencias, reconocer buenas prácticas y replicar programas exitosos;

-Contar con la participación y colaboración de mujeres y hombres en todos los procesos para lograr cambios transformadores e impacto sostenible en la vida de las mujeres.

Es fundamental seguir trabajando y reforzando el Pilar 3 del Plan de Acción Global del DNUAF, definiendo estrategias para su implementación, teniendo en cuenta la amplia experiencia que acumulan las mujeres rurales en la lucha por sus derechos. Se hace necesario escalar estos logros y continuar fortaleciendo las capacidades de las mujeres en las organizaciones de la agricultura familiar, promoviendo el empoderamiento, liderazgo y participación de las mujeres en los espacios de toma de decisión.

Por último, más allá de nuestras fronteras, Julie Bissonnette, Presidenta de la Federación de Jóvenes Agricultores de Quebec, coincide en que la tierra es un recurso limitado y no renovable que debe ponerse a disposición de jóvenes con menores opciones de acceso al mercado laboral. De lo contrario, se corre el riesgo de que el abandono de lo rural se dé con mayor frecuencia.

Además, desde Uruguay, la ponente Elisa Rodríguez, nos expuso el curso de lideresas rurales orientado a mujeres jóvenes como parte del Plan Nacional de Género en Políticas Agropecuarias.

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