IVA SÚPER REDUCIDO Y “TASA ROSA”, DOS FENÓMENOS CONTRAPUESTOS

Desde el 1 de enero de 2023, a los artículos de higiene femenina como las compresas, tampones y salvaslips se les aplica el IVA del 4%. Hasta entonces, estos artículos se gravaban con el 10%, y si nos remontamos al 2012, se establecía incluso el 21%. También lo han aplicado en preserbativos y otros anticonceptivos no medicinales. Una medida de la que ya se hablaba en 2019 y que al fin se ha hecho realidad tras contemplarse en los presupuestos previstos para este año.

Estos productos estaban gravados con el mismo IVA que un ramo de flores o una cena en un restaurante, como si se tratara de artículos de lujo. Imaginen por un momento cuánto dinero de más se han dejado muchas mujeres a lo largo de sus vidas, cuando siempre debieron ser considerados de primera necesidad. Bienvenida sea, al menos, la posibilidad de disfrutar de un precio más acorde a estos objetos. Una rebaja que contrasta con los altos niveles de inflación, dada la tesitura económica actual.

¿Por qué, sin embargo, algunos productos y servicios destinados al público femenino siguen siendo más caros?

Muchos artículos, siendo idénticos, tienen un precio bastante más elevado en su versión femenina. La única distinción la marcan detalles en el diseño o el tipo de embalaje. Es la denominada tasa rosa. La forma y la utilidad pueden ser la misma; sin embargo, en los lineales de los supermercados se ven diferencias en los precios de hasta un 25% superiores. Así se muestra en el caso de maquinillas para afeitar o cremas y champús, que por el simple hecho de ser rosas se acaba pagando un importe exagerado.

En el estado no se han realizado estudios formales para determinar el coste que supone este impuesto en un año. En cambio, sí disponemos de datos de Estados Unidos, y es que la revista Forbes calculó que en 2014 la tasa había costado a las mujeres alrededor de 1.300 dólares. Esto es algo que ocurre también con determinados servicios como las peluquerías. Por un corte de cabello simple, en muchos establecimientos cobran a la mujer el doble o triple de lo que paga un hombre.

Las empresas señalan que detrás de la tasa rosa está la demanda y que las mujeres se muestran dispuestas a pagar más por su cuidado. Un argumento inservible a todas luces, siendo los costes de producción exactamente los mismos. Además, no es fácil percibir las diferencias, puesto que habitualmente compramos deprisa y las cadenas utilizan la estrategia de colocar esas unidades en pasillos separados.

Buscamos la necesidad y eficiencia del producto, pero no nos podemos ver perjudicadas por la imposición de cuantías abusivas tan solo porque se expongan en las estanterías con el atractivo del rosa. En EKA/ACUV pensamos que los lineales deben ser igualitarios: mismos productos en distintos colores, mismos stands, para no llevar al equívoco, como así sucede con otros elementos que compartimos (pasta de dientes, papel higiénico, leche, etc). Es algo que también henmos visto en tintorerías. Es más caro limpiar y planchar una camisa de mujer que una de hombre, cuando algunas de mujer ni siquiera lo requieren, ya que por el tipo de tejido se lavan en seco.

No permanezcas al margen de cantidades injustificadas

Recomendamos hacer uso de las hojas de reclamaciones si vemos diferencias en los precios por un mismo servicio. Adicionalmente, si te es posible, obtén una foto y etiqueta a las marcas a través de las redes sociales para denunciarlo. Debemos acabar con este tipo de discriminaciones y reivindicar, también en el consumo, una igualdad real y efectiva.

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