Hoy 5 de junio celebramos el Día Internacional del Medioambiente. Una fecha que, desde EKA/ACUV, siempre consideramos clave para reflexionar sobre la relación entre nuestro modelo de consumo y la salud del planeta. Porque sí: detrás de cada elección de compra, hay un impacto ambiental que muchas veces pasa desapercibido.
Por ello, hoy más que nunca, urge un cambio profundo en nuestros hábitos diarios. Y es que, ¿sabías que, por ejemplo, el 80% de la huella ecológica en Europa está asociada a nuestro estilo de vida? Nos referimos, concretamente, al transporte, a la alimentación, a la energía… y también a todo lo que compramos, usamos y desechamos a diario.
¿Qué tiene que ver el consumo con el medioambiente?
En realidad, todo. El consumo excesivo de recursos naturales, el uso de materiales no reciclables, la producción a gran escala sin criterios de sostenibilidad y la cultura de usar y tirar generan toneladas de residuos y emisiones que agravan la crisis climática en la que hoy día estamos inmersos.
Según datos del Eurostat, cada persona en el Estado genera de media más de 430 kilos de residuos urbanos al año. De ellos, apenas el 38% se recicla. Y si hablamos de productos tecnológicos, la cifra es aún más preocupante: en 2022 se generaron más de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos a nivel mundial, muchos de ellos difíciles de tratar.
¿Qué retos tenemos por delante como sociedad consumidora?
El primero, sin duda, es avanzar hacia un consumo más consciente y responsable. Apostar por productos duraderos, reparar antes que reemplazar, informarse sobre el origen de lo que compramos y reducir el consumo innecesario.
También necesitamos garantizar el derecho a una información veraz, clara y completa. Sin publicidad engañosa, sin greenwashing. Porque no todo lo que se presenta como ecológico lo es realmente.
Además, urge una regulación más ambiciosa que frene la obsolescencia programada, promueva la reutilización y penalice prácticas empresariales nocivas para el entorno.
Nuestro compromiso
En EKA/ACUV trabajamos cada día para que las decisiones de consumo de la ciudadanía tengan, también, una perspectiva medioambiental. Informamos, asesoramos y exigimos que se respeten los derechos de las personas consumidoras sin olvidar el impacto sobre nuestro entorno.
Porque consumir de forma responsable no es solo un gesto individual: es una herramienta colectiva para transformar el sistema. Y porque entendemos que defender los derechos de quienes compramos también es defender el planeta en el que vivimos.