Vivimos conectados. Compramos online, compartimos en redes sociales, usamos plataformas digitales para todo tipo de gestiones diarias y guardamos información sensible en la nube. ¿Pero qué pasa con todos esos datos cuando fallecemos?
En pleno 2025, tener un testamento digital no es solo recomendable, sino cada vez más necesario. Y desde EKA/ACUV queremos explicarte exactamente por qué.
¿Qué es exactamente un testamento digital?
Aunque el Código Civil no lo contempla como una categoría propia, el testamento digital suele integrarse como una cláusula específica tanto dentro de un testamento «ordinario» (abierto, cerrado u ológrafo) como dentro de un testamento «especial» (aquellos que se hacen en alta mar o en el extranjero, por ejemplo). Su objetivo: determinar qué debe hacerse con nuestro rastro digital tras el fallecimiento.
Esto incluye desde nuestras cuentas en redes sociales o plataformas de pago, hasta correos electrónicos, suscripciones online o claves de acceso a distintos servicios.
¿Qué podemos incluir en el testamento digital?
Se entiende por patrimonio digital todos aquellos elementos que forman parte de nuestra identidad online, específicamente:
- Cuentas de redes sociales (por ejemplo, Instagram, Facebook o TikTok).
- Plataformas de pago y servicios online (por ejemplo, Bizum o Paypal).
- Correos electrónicos, webs, blogs o cualquier tipo de dominio (por ejemplo, tu cuenta de Gmail o de Outlook).
- Fotografías, vídeos o archivos en la nube (por ejemplo, Google Fotos, Google Drive o Microsoft One Drive).
- Suscripciones digitales (por ejemplo, Netflix o Amazon Prime).
- Contraseñas y claves de acceso (por ejemplo, tus claves de la banca online).
El testamento permite decidir si se desea mantener o eliminar esta huella digital, además de establecer quién podrá gestionarla y cómo.
¿Por qué es importante dejarlo por escrito?
Por tres razones clave:
- Evita conflictos familiares y legales: y es que, un testamento digital claro, ahorra disputas y trámites complejos a las personas herederas.
- Respeta tu voluntad: garantiza que tus perfiles, datos o contenidos sean gestionados como tú decidas.
- Facilita los trámites: sin esta previsión, muchas plataformas digitales dificultan (o directamente impiden) a los familiares el acceso, modificación o eliminación de los contenidos.
¿Tiene respaldo legal?
Sí. La Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales reconoce expresamente este derecho, estableciendo que la persona fallecida puede determinar en vida quién podrá acceder a su patrimonio digital y con qué finalidad.
¿Cómo se hace un testamento digital?
Cualquier persona física puede solicitar la inclusión de un testamento digital, siempre ante notario. Para ello, es necesario recopilar toda la información relacionada con la actividad en internet: nombres de usuario, contraseñas de páginas web en las que se está registrado, accesos a redes sociales y plataformas digitales, etc.
Una vez reunida esta información, se redacta un documento en el que se describen de forma detallada los deseos sobre ese patrimonio digital: qué se quiere hacer con él (mantenerlo, eliminarlo o transferirlo), a quién se otorga la capacidad de ejecutarlo, y cómo debe gestionarse cada cuenta o servicio. Para ello, se designa una persona encargada —el llamado albacea digital, que puede coincidir con una de las personas herederas— y el notario revisa y firma el documento para otorgarle validez legal.
¿Y si no hemos dejado testamento digital?
Sin ese permiso previo, los herederos encontrarán muchas dificultades. Algunas plataformas pueden incluso negar el acceso, a menos que se presente una orden judicial.
Por ello, se recomienda dejarlo regulado en vida, especialmente en un momento en el que nuestra identidad digital forma parte inseparable de nuestro día a día.
¿Se puede modificar?
Sí. Pero como ocurre con cualquier testamento, no se puede modificar “por partes”: es necesario hacer uno nuevo que anule el anterior.
¿Está la ciudadanía preparada?
El interés está creciendo y en las notarías es cada vez más habitual ver cómo se incluyen cláusulas sobre huella digital. Pero sigue siendo un tema desconocido para una gran parte de la población, que no es plenamente consciente del valor —y los problemas potenciales— de su legado digital.
Desde hace años, en EKA/ACUV venimos alertando sobre la importancia de proteger nuestra vida digital también desde la perspectiva del consumo. Hemos tratado temas como los derechos sobre datos personales, la protección ante robos de identidad, la información sensible en plataformas digitales, o la responsabilidad de las empresas online.
Porque, en la era digital, el consumo también deja huella. Y esa huella, también debe poder ser gestionada.